a pocos kilómetros de Oviedo. El trazado tiene forma de Y cuyos extremos se sitúan en Entrago, Tuñón y Santa Marina. Esta vía verde discurre por la plataforma de un antiguo tren minero que recorría el valle del río Trubia para transportar el hierro y el carbón extraído de las minas.
1. La vegetación
Asturias es un paraíso verde que el otoño transforma en ocre. Desde castaños centenarios hasta helechos pasando por sauces, avellanos, alisos y fresnos, crean un fogoso espectáculo de rojos y amarillos.
2. Mojarnos
Tras meses de pertinaz en Castilla, pedalear bajo el fino orbayu y, con el olor a hierba mojada, nos hace francamente felices.
3. Los túneles
Son doce. Salvan la torturada orografía de la zona y están excavados en la piedra caliza. Uno de los tramos más prestosos está entre Proaza y Caranga.
4. La montaña
La sensación de sentirse engullido por la montaña, que inspira respeto y belleza. Esta sensación se agudiza según avanzamos hacia el embalse de Valdemurrio. Se suceden los túneles, se verticaliza la roca caliza y se humidifican las praderas de aspecto alpino. Por el monte bajo, espesísimo, anda el esquivo oso pardo.
5. Echar un culín
Tomar sidra en un de los chigres de la zona, verdaderos santuarios de la sidra. Esas tabernas se delatan por su olor característico a la sidra tirada al suelo cubierto de serrín.
Y añado: las xanas, las hadas que habitan las aguas cristalinas de los ríos y arroyos del paisaje de cuento.
¿Qué?... ¿Prestate?