cuando la editorial EL PAÍS-Aguilar nos encargó las infografías de su guía. Desde entonces lo hemos recorrido muchísimas veces en bici, a pie, en solitario, con la familia o amigos, en Navidades y Nochevieja. Estos viajes se han materializado con 5 ediciones de nuestra primera guía bici:map, pero también en una miríada de momentos imborrables que revivo en cada nueva edición. Sí, me acuerdo de…
Las heladas invernales de la llanura castellana.
La poderosa relevancia simbólica de la Cruz de Ferro o de la iglesia de San Martín de Tours en Frómista.
Ese increíble bocata de morcilla frente al monasterio de San Juan de Ortega.
La magia del simbolismo a lo largo del camino de principio a fin.
El increíble amanecer que nos regaló la subida al Mostelares.
El septuagésimo tercer cumpleaños de Viv, un irlandés, que celebramos en Belorado junto con otros peregrinos de 6 nacionalidades diferentes.
Las risas en el Camino con mi padre, un bromista empedernido, a sus 74 años.
Ese albergue con encanto que te reconforta al final de un día durillo.
Los cruces del Camino con otros itinerarios transcontinentales.
El inverosímil “empujing” del tobogán del puerto de la Pedraja.
El verde intenso que alfombra las llanuras castellanas en primavera e invita a rodar con serenidad.
Las corredoiras gallegas con sus piedras, boñigas, barro y agua; aunque pocas quedan.
El Carballo de Fonso Pedredo (la primera foto), también conocido como Roble del Peregrino, era un mito jacobeo en Rabanal del Camino. En 2013, una fuerte tormenta pudo con su tronco tricentenario… Sí, lo recuerdo. Ahora, te toca hilar tus recuerdos.