el paisaje es el protagonista absoluto y nos ayuda a olvidar la dureza de este tramo. Alcanzar la cima a 1.300 m de altitud es entrar en Galicia, con su lluvias imprevistas, sus nieblas, sus aldeas y sus caminos emboscados.
Para los ciclistas, hay tres maneras de afrontar este reto. Que cada uno elija el suyo, lo importante será disfrutar. La guía bici:map ha querido guardar la peculiaridad de cada una:
1. Camino oficial a pie (trazo rojo discontinuo en el mapa): durísima rampa por una estrecha senda empedrada a menudo embarrada hasta llegar a La Faba. Se puede subir con un poco de técnica y sin afluencia de peregrinos, pero la mayor parte de los mortales se hincharán a empujar. Pasado el pueblo, el camino mejora y llanea un poquito, pero las rampas siguen duras. A partir de Laguna, se hace más llevadera. No recomendable con lluvia por los resbalones.
2. Ruta señalizada para las bicis por asfalto (trazo en rojo, recomendada en nuestra guía): al principio no hay que despistarse y seguir la nacional. Luego no perder la señalización hasta pasado las Herrerias y después del puente tomar la opción señalizada para las bicis, está claramente pintado en el suelo. Inmediatamente empieza la dura ascensión. Los primeros 3 km están llenos de rampas cortas del 11-12 % mezcladas con tramos de descanso. En el cruce de la Faba, se puede conectar a la izquierda con el trazado oficial. La pista asfaltada continúa a la derecha dando un rodeo. Llegan entonces 2 km durísimos. En La Laguna de Castilla, hay una fuente y una terraza donde descansar antes de afrontar las últimas rampas. No cabe duda que la subida es dura, pero es también abordable y con una multitud de lugares donde parar para disfrutar del paisaje y, de paso, recuperar.
3. Ruta por la nacional hasta Piedrafita do Cebreiro y la LU-633 (trazo verde discontinuo). El Camino original pasaba por aquí, pero tras el milagro de O Cebreiro (pan y vino transformados en carne y sangre) los peregrinos comenzaron a acercarse a la capilla del monasterio a través del monte y así nació la senda actual en torno al año 1300. Sin prisas y contemplando el paisaje se sube muy bien; además la nacional no lleva tráfico. ¡Ojo! Una vez en el alto, no bajar: desviarse a la izquierda para continuar subiendo. Este último tamo se hace pesado.