El agua es buena para el campo, pero para los caminos por los que rodamos… ¡agh!
El barro arcilloso es el enemigo número uno de la bici. En la meseta, se pega como una lapa a las ruedas y frenos y se encajona entre los recovecos del cuadro (vainas, tirantes, pletinas, horquilla...) hasta bloquear la bici por completo. Entonces lo sabemos, hasta los caminos de tierra mas fáciles se vuelven intransitables.
En el Camino de Santiago es famoso el barrizal de Hontanas, incluso los peregrinos de a pie tienen problemas.
Por no hablar de los vados de arroyos y riachuelos que no disponen de puentes, cuando van crecidos tocará mojarse los pies… o más. En la Vía de la Plata hay muchos también, ¿quién no se recuerda el es vado del arroyo de los Molinos, al salir de Sevilla? Pues estos días el agua puede llegar hasta la cintura.
La guía bici:map proponen opciones por asfalto u otros caminos que permiten soslayar estas dificultades.
¿Os he hablado del viento?...