Que sea con alforjas o en plan bikepacking, no se necesitan motivos para proponerse viajar sobre dos ruedas sino sueños, como cualquier mochilero o turista del todo incluido. Empezar por un ¿a dónde voy? no tiene mucho sentido, la envidia sana del compañero de despacho que acaba de volver de la Vía de la Plata y te cuenta con pelos y señales todos sus vivencias vale para arrancar el proceso de selección. No obstante la nube se vuelve tormentosa cuando te planteas el ¿cómo lo hago? o ¿seré capaz?
Primero, si los paseos de fin de semana no tienen secreto para ti entonces no necesitarás preparación física especial, más que nunca el camino se hará al… rodar. Tomarás tu tiempo y escucharás tu cuerpo, él te apuñalará el tercer día con un “¡relájate! y disfruta del paisaje”, pero en el cuarto se te harán más fáciles las extras de kilometraje o de cuestas.
Luego, existe una leyenda urbana que nos quita libertad a la hora de lanzarse al ruedo: es mi primera vez y debo seguir las recomendaciones del cicloturista más experimentado. Pues no, no existe un decálogo del perfecto cicloviajero porque cada viaje revuelve las normas establecidas en el anterior. Solo se podría mencionar un modus operandi preliminar antes de cerrar la puerta de casa: estudia el recorrido, luego el alojamiento, verifica tu bicicleta y selecciona tu equipaje.
El recorrido: no pierdas el norte
Ponerse en el ambiente ya es viajar. Para eso internet es una poderosa herramienta. Al principio se divaga sobre los paisajes, la historia y las historietas de otro nómada pero rápidamente caerás en el sitio que te permitirá idear un itinerario o encontrarás la guía práctica que te permitirá seguir sin más preocupaciones la ruta balizada. A lo mejor descargarás un track para el receptor GPS, pero no es indispensable. La mejor guía es la que indica dónde puede haber barro, qué vientos dominantes retrasarán tu marcha o cuál es el taller de bici más cercano. Lo primordial es hacerte con una buena cartografía; a escala mínima de 1:300.000 si vas por carretera y 1:75.000 si piensas divagar por caminos de tierra.
Una vez visto el recorrido, el tiempo disponible rige. No sirve imponerse un kilometraje diario, siempre habrá un imprevisto que lo trastornará. Se le quita dos o tres días de ida y de vuelta a casa, el resto sirve para plantearse: ¿dónde arrancaré y dónde regresaré con más probabilidad? ¿Qué línea de autobuses o que tipo de tren aceptará mi bici y con qué condiciones? Si voy en coche, ¿podré dejarlo en un sitio y encontrar un autobús para recuperarlo al final?, las poblaciones pequeñas son siempre más seguras. La distancia total del itinerario dependerá, más que de la velocidad diaria, del ritmo que estás dispuesto a marcarte para disfrutar del momento presente. Tomarse un día de descanso de vez en cuando no viene mal.
La infraestructura: no es un juego de supervivencia
Elegir entre la autonomía total o ligero de equipaje es el dilema de la segunda fase de la preparación. En el primer caso, la tienda de campaña, el saco de dormir, el hornillo y más utensilios de cocina se sumarán al peso de las alforjas. Si el peso no es un factor limitante, entonces conviene preocuparse de los cámping o zonas de acampada, de las tiendas de ultramarinos e incluso de las previsiones meteorológicas. Prever un compartimiento estanco para el saco de dormir y ropa de recambio. Recordar que en los aviones está prohibido llevar sustancias inflamables, como el gas o la gasolina.
En el segundo caso, el dinero sustituye al sobrepeso. Hoteles, albergues o bungalós deben ser seleccionados. En algunos países es necesario reservar con cierta antelación, pero en España no siempre. La restauración también interesa, aunque no suele ser un problema fuera de las zonas despobladas. Ligero a mediodía, caliente por la noche, podría ser una regla si se quiere seguir pedaleando por la tarde. Pero lo mejor es adaptarse a las costumbres locales. En algunos países, como los asiáticos, se suele comer poco a lo largo de todo el día y los puestos callejeros no faltan. En un viaje de una semana se pueden hacer sacrificios, pero para un mes o más, dormir adecuadamente y comer de manera equilibrada son parte del proceso de recuperación muscular.
La bicicleta: conoce tu montura
Todo esparcido en el suelo antes de salir de vacaciones (es lo que se pretende, ¿verdad?), los bultos del cicloviajero se resumen a un par de alforjas, preferentemente estancas, un bolso de manillar para los accesorios personales, otro de tipo petate marinero sobre el portaequipaje trasero para la tienda, el saco de dormir y el pijama (¿por qué no? es una capa más en las tardes de invierno riguroso), unos accesorios diseminados como el casco o el GPS, y… una bicicleta.
La bici es como un caballo. Con unos pocos mimos, tampoco muchos, te llevará hasta el fin del mundo, con descuido, a la esquina. No hace falta saber de mecánica. De hecho numerosos “ciclomundistas” odian la mecánica pero saben que los neumáticos, las pastillas de frenos, la cadena, los grupos de cambio y los tornillos del portabultos sufren y son puntos claves que hay que controlar de vez en cuando, sobre todo antes de salir. Hoy en día, no es raro encontrar un benévolo o asociación ciclista que te iniciará a la reparación de pinchazos o al cambio de cable de freno. Aprovecha, así entenderás por qué es necesario llevar un mínimo de herramientas. En todo caso, acude a un taller para una pequeña puesta a punto… y ¡hasta el fin del mundo!
El equipo: tira la mitad
Volvemos a las alforjas. Llevan en grande parte la vestimenta. Acostumbrados a varias mudas en casa tendremos siempre la tendencia a cargarnos en exceso. No olvides que lo que tienes encima durante el pedaleo cuenta como cambio principal y es más probable que lo utilicemos dos, tres o cuatro días antes de sentir alguna molestia olfativa. Estudia bien la temporada y lleva lo estrictamente necesario. En vez de cuatro pares de calcetines, dos, uno encima y otro secándose. Estamos en plena operación de optimización: uno de los dos calzoncillos puede servir de bañador, las capas de ropa son más versátiles que una única gruesa, la chaqueta contra la lluvia vale también de cortaviento, los salvaslips retrasan el lavado de ropa interior. Luego optimiza de la misma manera el resto del equipaje: ¿sirve realmente el secador de pelo? ¿cámara de fotos o de video? ¿mejor un solo jabón multiuso?
“Todo eso está bien” te podrías preguntar, “¿pero qué hago con los niños?”: ¡llévatelos! y tómate más tiempo, todo el tiempo del mundo; sigue sus ritmos y será inevitablemente más lúdico. Un simple balón inflable se convertirá en un recurso muy apreciado.
¡Por fin preparado!: olvida todo lo leído
Cualquier parecido con la realidad será pura casualidad. Heinz Stucke, un ciclomundista alemán que ha dado más vueltas alrededor del mundo que el meteosat, salió un día para un año sabático, 57 años después sigue rodando al ritmo de sus 80 primaveras ¡Qué empiece la aventura!
Un anexo: el equipo mínimo
Vestimenta y calzado:
- Pantalón largo/malla gruesa/pantalón corto,
- pantalón ligero para la noche,
- dos pares de calcetines,
- dos bragas/calzoncillos,
- dos camisetas transpirables de manga corta/larga,
- una camisa de manga corta,
- forro polar,
- chubasquero y pantalón de lluvia, y/o poncho,
- buff,
- casco/gorra y guantes de bici,
- gafas de sol,
- zapatillas bajas/sandalias y chanclas.
Higiene:
- Toalla sintética de secado rápido,
- champú y jabón,
- antitranspirante,
- peine/cepillo de pelo,
- cepillo de dientes, seda dental y pasta dentífrica,
- espejito de bolsillo,
- un rollo de papel higiénico,
- tapones para las orejas,
- crema solar,
- salvaslip y compresas/tampax,
- algún bastoncillo para las orejas,
- botiquín,
- repelente mosquitos (¿?),
- kit de costura.
Herramientas y utensilios de bici:
- Bomba de aire,
- una cámara y kit de pinchazo,
- eslabón de cadena de cierre rápido,
- un par de zapatas de frenos,
- bridas de plástico,
- herramienta multiuso de bicicleta,
- llave inglesa pequeña,
- llave de radios, si se rompe un radio: mejor acudir a un taller próximo,
- trapo sucio,
- lubricante,
- bidones/botella de agua,
- cuentakilómetros/GPS,
- luces trasera y delantera,
- antirrobo con doble de llave
- un par de pulpos para sujetar “cosas” sobre los bultos,
Material de acampada:
- Tienda, solo el doble techo en verano,
- lona plástica de doble suelo,
- colchoneta de goma espuma/autoinflable,
- saco de dormir,
- kit de hornillo y vajilla, y un mechero,
- cuchara-tenedor de plástico/aluminio,
- plato-cuenco telescóspico de plástico,
- navaja,
- frontal pequeña,
- estropajo y bote pequeño de jabón de vajilla,
- jabón para la colada,
- aceite de oliva, sal, especias.
Varios:
- Mapa/guía,
- móvil, receptor GPS (opcional pero tan cómodo),
- cámara foto/video,
- pilas y cargadores correspondientes,
- cuaderno de nota y bolígrafo,
- bolsa con cierre hermético para la documentación,
- documentación: pasaporte/DNI, tarjeta sanitaria/europea, tarjeta de crédito, carné de conducir, dinero suelto.