Complementos y noticias más allá de las guías
Una ruta cicloviajera que mantiene a su lado 700 km de costa desde Lisboa hasta Matalascañas… da para muchos puertos marineros. Algunos son minúsculos, otros son simples muelles donde bulle la vida, a veces se resume a una amalgama de formas, colores y redes. En todos el penetrante olor a salitre inunda el olfato. Aunque es difícil quedarse con uno, no te pierdas estos cinco más peculiares de la guía BICI:MAP.
Carrasqueira (etapa 2)
En el estuario del río Sado y entre arrozales, salinas y paisajes de marisma marcados por el ritmo de las mareas, se ubican esta humilde aldea y su puerto palafítico. Tiene une cierto aire fantasmal con crujidos de madera incluidos. La maraña de estacas clavadas en el lodo serpentea dejando a un lado pequeñas barcazas de pesca. Ocasionalmente, se ve a los pescadores recoger sus bártulos de las casetas antes de salir a pescar en el estuario.
Porto das Barcas (etapa 4)
Cualquier espacio entre rocas de la accidentada Costa Vicentina es aprovechado por las gentes de la mar para resguardar sus barcas de faena. A menudo, consisten en un pequeño dique o una escollera que protege las embarcaciones de los vientos dominantes del norte y nordeste. Uno de estos puertos diminutos es Porto das Barcas, hay varios más.
Alvor (etapa 7)
Pequeño y sosegado puerto pesquero situado en la desembocadura de la ría de Alvor. De gran plasticidad, el puertecillo solo es operativo con la pleamar, pues carece de calado; las embarcaciones están varadas en la arena durante la mayor parte del día. Uno de sus tesoros son las aves que pueblan el humedal e interrumpen su silencio.
Olhão (etapa 8)
Una maraña de cajas apiladas, manchas de aceite y graznidos de gaviotas. El caos es solo aparente. El bullicioso puerto de Olhão es uno de los más importantes del Algarve, su historia está arraigada en la industria pesquera y conservera. La ría Formosa es fuente de alimentación de muchas especies de pescado, moluscos y crustáceos; de las dársenas salen barcos hacia Terranova a la captura del bacalhau. En el barrio de pescadores las casas no tienen tejados sino azoteas que le dan una apariencia de cubo. Se utilizaban para secar el pescado y los frutos secos, y, cómo no, también para vigilar el mar y la llegada de los barcos.
Monte Gordo (etapa 9)
En medio de su extenso arenal colonizado por las sombrillas de turistas, los pescadores han improvisado su propio puerto. Las embarcaciones de pesca tradicionales, los golfinhos, decoradas con banderas de mil colores reposan sobre la arena después de la jornada de faena. La captura del día se desembarca en la misma arena y se degusta en el restaurante de la Asociación de Pescadores junto a los viejos lobos de mar.
¿Quieres comprar nuestras guías y mapas?
Al navegar aceptas nuestras cookies. Saber más